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Caso Real: Hierro en Condensadores Evaporativos

Caso Real: Presencia de Hierro Disuelto en Condensadores Evaporativos

Cuando se realizan los mantenimientos preventivos de los condensadores evaporativos (CE)  hay que prestar atención a todos los detalles. A veces un pequeño factor puede revelar la posible aparición de problemas a futuro. Por este motivo es importante la medición de todos los parámetros que puedan afectar al buen funcionamiento de los CE.

En las visitas que se realizan a instalaciones se analizan parámetros de control físico-químico “in situ” como son la temperatura, pH, conductividad, dureza y otros parámetros de interés, tanto de la calidad de agua de interior de los CE como del agua de aporte al circuito de refrigeración. Uno de ellos es el hierro disuelto que en forma de iones actúa como nutriente de las bacterias y acelera su multiplicación. Además puede darse la formación de pila electrolítica. El hierro puede pasar a su forma iónica fe+2 para formar posteriormente hidróxido ferroso, hidróxido férrico y producir corrosión en el sistema de refrigeración.

Caso Real

En una instalación con 4 CE en la que se realiza mensualmente una visita mensual preventiva se detectó una concentración de 0,16 ppm de hierro en agua de aporte. Esta concentración estaría dentro de los parámetros según R.D.140/2.003 (límite máximo 0,2 ppm) pero es elevada para los CE, ya que este residual de hierro se concentraría en el interior del sistema de refrigeración, y favorecería tanto el fenómeno de corrosión como la turbidez del agua. En este caso, en los estos condensadores se encontraron niveles entre 0,4 y 0,6 ppm de hierro. Además, el color pardo típico del hierro se apreciaba visualmente en los filtros de entrada al equipo que mide el biocida de las balsas.

Como medida preventiva se incrementó la dosificación de PAB10, un inhibidor de incrustación e inhibidor de la corrosión en base de fosfonatos, hasta analizar en profundidad el problema. En las siguientes semanas se llevaron a cabo análisis del agua aportada a la instalación y los valores aumentaron. En junio se analizó una concentración de hierro de 0,52 mg/L y 0,89 mg/L de aluminio. Ambos parámetros debían encontrarse por debajo de 0,2 mg/L según el R.D. 140/2003.

Se contactó con la empresa que suministra el agua alertando del problema que podía suponer no solo para los CE pero sobre todo para la salud de los trabajadores ya que esa agua, tras clorarla, se utiliza como consumo. Tras detectar el problema, la empresa suministradora cambió la acometida de red tras realizar la limpieza de los aljibes.

El agua aportada se obtenía de un pequeño embalse situado en las proximidades.  Esa zona fue otrora minera (con yacimientos de hierro) y es probable que de ahí derive esta  problemática. El nuevo agua aportada provenía de pozo y poseía valores bajos de hierro y aluminio cumpliendo con todos los requisitos referente a la calidad físico-química, sin embargo, se detectó un aumento en el parámetro de dureza, generando un nuevo problema.

El nivel anterior de dureza se encontraba en 30 ppm y el nuevo era 210 ppm, es decir 7 veces más lo cual limitaba los ciclos de concentración, teniendo que realizar purgas más a menudo con el consiguiente gasto de agua y de producto químico ya que el PAB10 se agrega asociado al consumo de agua. Eso unido a un verano con altas temperaturas y por consiguiente mayor evaporación elevaron los gastos de la instalación.

Además este “agua dura” producía incrustación en la red y depósitos no tratados. De hecho, en la limpieza trimestral de los depósitos  10.000 L de ACS se llegaron a acumular 2-3 kilogramos de carbonato cálcico húmedo dentro del depósito. Además, se encontró incrustación en otros puntos como las placas de los intercambiadores de calor. Como solución se recomendaría la instalación de un descalcificador si continúan esos niveles de dureza.

Situación Actual

Con el descenso de temperatura y las lluvias propias del otoño e invierno esta situación se ha relajado en los CE, actualmente se suelen medir 130 ppm de dureza, aunque sigue siendo 4 veces más elevada que hace un año. Se propuso aumentar ligeramente el valor de la conductividad a la que purgan los condensadores y se optimizó la dosificación de PAB10 hasta la instalación de un sistema que permita reducir la dureza del agua.

Como conclusión cabe destacar la importancia de realizar periódicamente un análisis “in situ” de la calidad de agua en los condensadores evaporativos ya que se evitan y previenen futuros problemas, se alarga su vida útil y se pueden ofrecer soluciones al cliente cuando las necesite.